Una crisis como la que se vive actualmente puede suponer la oportunidad perfecta para comenzar un nuevo proyecto, pero para ello hay que planificarse e informarse correctamente.
EL PAÍS.- Suele afirmarse que cualquier momento es bueno para emprender, si se tiene pasión por el proyecto que se aborda y se saben aprovechar las oportunidades que surjan en el mercado. Y, en ese sentido, la transformación social, económica, política y digital provocada por la pandemia no es diferente. Desde la Estrategia España Nación Emprendedora hasta la futura ley de empresas emergentes (o startups) y la reforma del sistema de cotización de los trabajadores autónomos, las reglas del juego se encuentran inmersas en un contexto de cambio que, según los expertos, fortalecerá el carácter emprendedor de un ecosistema empresarial que ha cambiado profundamente a lo largo de la última década.
“En los últimos 10 años, se ha desarrollado todo un abanico de players y agentes de apoyo públicos y privados, desde aceleradoras, incubadoras, venture builders, fondos de capital riesgo y redes de business angels al papel cofinanciador de las administraciones, una mayor vinculación entre la empresa tradicional y las startups a través de estrategias de innovación abierta y muchos de los ingredientes que necesitas para que un ecosistema innovador y emprendedor florezca”, afirma Iker Marcaide, emprendedor y fundador de Zubi Labs, iniciativa centrada en la creación de empresas con alto impacto social y ambiental.
¿Es un buen momento para emprender?
“La pandemia ha afectado a todos, incluidas las startups, aunque la incertidumbre por el futuro siempre está en el ADN del emprendedor”, reflexiona Javier Jiménez, director general de Lanzadera, la aceleradora e incubadora de empresas impulsada por Joan Roig. “Pero incluso en contextos complicados como el actual, siempre hay oportunidades para emprender y crecer”. Aunque es importante hacerlo por los motivos adecuados: “Si es porque ves una oportunidad, esta ocasión es tan buena como cualquier otra. Pero si es por necesidad u obligación, porque solo te quedan dos meses de paro o porque “algo tienes que hacer…”, entonces deberías pensártelo, porque eso normalmente conlleva prisas y estas nunca son buenas en el emprendimiento”, recuerda García Arnal. Desde Lanzadera, por ejemplo, han impulsado varias iniciativas derivadas de necesidades surgidas por el covid, y el aumento de empresas en el área de la salud les ha llevado a crear un hub de innovación en el que grandes corporaciones plantean retos a las startups para que estas diseñen soluciones innovadoras con el apoyo de socios tecnológicos.
Uno de los factores que más pueden contribuir al éxito de una nueva empresa es prestar atención a las nuevas tendencias y formas de aportar valor a los clientes, especialmente cuando la crisis puede ocasionar una mayor morosidad y dificultad de acceso al crédito: resolver un problema a un cliente o encontrar una fórmula para hacerlo de forma más rápida, sencilla y económica. Y es ahí donde pueden resultar interesantes metodologías como Lean Startup, centrada en reducir tiempos y costes a la hora de poner en marcha una empresa: se trata primero de crear y transformar una idea en productos para luego medir la reacción y el comportamiento de los clientes y finalmente aprender si conviene perseverar o redefinir la idea de negocio.